sábado, 16 de agosto de 2008

Sin la lectura... ¿Quién soy yo?

Segunda parte

Capítulo 3

El desarrollo de la lectura: espíritu, mente y cerebro



La lectura es una propiedad del Homo-Humano, más cercana al espíritu que a la materia. Espíritu que es, como lo dice George Santayana:

"[...] una emanación de la vida natural" (1).

En ese contexto, la lectura es, también, una parte de esa vida natural que se manifiesta en la emanación del espíritu.

Mi propósito es reflexionar sobre la vida natural de la lectura. Por tal motivo, excluyo, pero no los ignoro, a aquellos aspectos metafísicos que pudieran conectar espíritu y lectura, los que, indivisiblemente, siempre estarán presentes y serán sustancia de toda reflexión que se haga sobre los asuntos de la materia y del espíritu humano, mientras no se disipe y aclare el idealismo cristiano-platónico.

En todo asunto relacionado con la existencia temporal y espiritual del Homo-Humano, materia y espíritu, son uno y todo. Es, por tanto, necesario partir desde la materia.

En consecuencia, la exploración y la construcción del camino hacia el descubrimiento y el conocimiento de la lectura, se inician partiendo de la vida natural y se avanza apasionadamente hacia ese horizonte espiritual, frontera siempre virtual de la realidad. El camino se hará paso a paso, pero comprendiendo el todo.

El primer paso de este proceso será el de reflexionar y analizar cómo funciona la lectura para el cerebro y para la mente.

En términos generales, la lectura, además de un proceso mental superior, es, también y más allá, una proyección que el Homo-Humano hace de sí mismo hacia el horizonte que él se trace de su destino, de su aspiración última, esa cualidad exclusiva que lo hace Ser humano.

Un proceso mental superior que es, como lo consideraba el ruso Lev Vigotski y lo explica Alex Kozulin:

"Más que una simple extensión de un proceso natural que se origina en la biología humana, el proceso mental superior es función de una actividad socialmente significativa [...] La función mental superior se crea mediante la actividad; es una objetivación de la acción" (2).

En este sentido y de acuerdo con cualquier neuropsicología, que también incluya la neurolingüística, el desarrollo de cualquier proceso mental superior y de la proyección que haga el Homo-Humano de sí mismo, será, además, el resultado tanto de condiciones neurológicas propias como de las correspondientes adaptaciones culturales.

En este contexto, la lectura será una actividad superior a la que se puede alcanzar siempre y cuando se hayan logrado el adecuado desarrollo del cerebro y la adecuada incorporación mental de la cultura.

Sin entrar en explicaciones técnicas que bien pueden consultarse en la documentación especializada, es necesario partir del punto de que, por una parte, el desarrollo del cerebro tiene su principio y fin y que, por la otra, en medio de ese lapso, se desarrollarán y podrán modificarse una serie de capacidades necesarias para su eficiente funcionamiento y para el manejo de estados mentales, cada vez, más complejos.

Por ejemplo y saltando al asunto, neurológica y mentalmente, la incorporación, manejo y uso del lenguaje, es un proceso que se inicia percibiendo, imitando y estructurando, signos y símbolos. Y, el juego, es el mejor ámbito.

Cerebral y mentalmente, primero, se aprende a escuchar las palabras y a darles correspondencias, luego, cuando se haya desarrollado el mecanismo fonético, se aprende a hablarlas.

Más tarde y cuando se hayan dado las condiciones necesarias, se puede aprender a leer y, luego, tras el desarrollo psicomotor, a escribir.

En el aprender a escribir se requiere, además de los procesos mentales del lenguaje, de manejos motrices, es decir, del desarrollo de una motricidad superior y ese es un aprendizaje que debe realizarse, como tal, es decir, el escribir requiere saber pronunciar las palabras y saber leerlas para, finalmente, saber escribirlas, podría decirse, dibujarlas.

Leer y escribir son procesos mecánicos que se desarrollan y automatizan en el cerebro y en la mente.

Lectura y escritura son actividades mentales, las cuales, por supuesto, se desarrollan como parte de los procesos cerebrales.

A partir de ellos, se iniciaría el desarrollo de los procesos mentales superiores y de la proyección de la lectura y la escritura.

O sea, ese es el momento en el cual intervienen y se combinan simultáneamente las expresiones de la mente: sensación, asociación, pensamiento, imaginación, memoria, emoción, ánimo, etc., para operar en las "actividades socialmente significativas" y lograr, además, la "objetivación de la acción" y su proyección en realidades, concretas y diversas, así como a proyectarse, más allá en el tiempo y en el espacio concreto y en los espacios y los tiempos de la imaginación.

Como los asuntos del leer y escribir, lectura y escritura, se tratan en otro capítulo, prefiero pasar a tratar ahora algunos puntos sobre la estimulación neuropsicológica mediante los cuales desarrollar aquellos estados y circunstancias adecuadas para iniciar a los buenos lectores.

En primer lugar es necesario tener en cuenta que, a diferencia de otros órganos y funciones del cuerpo, las actividades cerebrales y mentales no se desarrollan uniforme y homogéneamente ni en cada individuo ni entre diversos individuos. De igual manera que sus desarrollos no son únicos y universales, aun cuando la infraestructura y fundamentos si lo sean y que, finalmente, no son predecibles en períodos o etapas determinables o regulares, así se presenten, con ciertas similitudes, dentro de estadios y períodos, más o menos amplios y comunes, pero determinados o modificados por el cumplimiento necesario y obligatorio de diversas y aleatorias condiciones previas y posteriores.

Esto quiere decir y demuestra que el cerebro y la mente de cada Homo-Humano son únicos y exclusivos y se desarrollan de manera particular para cada uno, así, en términos generales, los seres humanos estén inmersos en realidades determinadas, biológicas y culturales.

Ante esta situación, si bien puede partirse de la aplicación de metodologías y procedimientos generales para la estimulación neuropsicológica, se deben tener en cuenta las particularidades de la naturaleza y desarrollos de cada individuo.

Se debe empezar desde la más temprana infancia y se debe continuar en todo momento del resto de su vida, pues ya se sabe que el cerebro y la mente son flexibles y plásticos durante toda la vida normal y saludable.

Como se sabe, la actividad del cerebro se desarrolla por conexiones neuronales o sinapsis a partir de estímulos y respuestas físico-químicas del organismo, las cuales forman circuitos y redes que, así como pueden establecerse y ampliarse, también pueden ser modificadas y cambiadas para crear nuevas o redirigir o complementar las existentes.

Se sabe, contrario a lo que se creía, que existen procesos neurofisiológicos mediante los cuales el cuerpo del Homo-Humano genera nuevas neuronas que remplazan a las que se deterioran o mueren y, de esa manera, regenerar y mantener eficiente la actividad cerebral.

Por supuesto, esa generación de neuronas y regeneración del cerebro, al igual que lograr la mayor eficiencia, eficacia y salud del funcionamiento del cerebro, requiere que se cumplan una serie de condiciones necesarias, así como, también, es indispensable que cada persona estimule desarrolle, maneje y controle su actividad cerebral y mental de tal manera que su mente y cuerpo sean uno y todo.

Buscar esta conexión de cuerpo y mente es propósito de la voluntad y puede ser tan sencillo como una existencia serena y sabia o tan compleja, como por ejemplo, la labor que desarrollan los monjes budistas desde hace siete u ocho siglos con resultados asombrosos.

De estos monjes que son ellos mismos Maestros de Maestros, se han investigado y documentado descubrimientos en la exploración, cartografía y conquista (en el sentido más espiritual), de su cuerpo y mente, dirigidos al cumplimiento de sus propios propósitos fisiológicos, religiosos y espirituales.

Esas experiencias, bien entendidas, podrían servir de sustento tanto para ser aplicadas a la salud del cuerpo y del espíritu como guías y claves para ser utilizadas en el proceso de convertirse en Maestro LECTOR LUDI.

Como bien puede deducirse de lo que hasta aquí se ha expuesto, lectura, espíritu, mente y cerebro, son una unidad indivisible al momento de emprender la iniciación de alumnos y maestros LECTORES LUDI y como tal debe ser asumida.

Sin embargo, para efectos de la formulación, comprensión e interpretación, de cualquier método de iniciación al conocimiento y a La Sabiduría, es necesario hacer una fragmentación teórica y práctica que permita conocer y aplicar su aprendizaje y ejercicio.

En consecuencia, es a partir de esta paradójica y aparente situación de unidad/fragmentación que los Maestros de iniciados a LECTORES LUDI deberán ejercer sus oficios y dirigir sus tareas para iniciar a sus alumnos y formarlos con la finalidad de que, a su vez, ellos mismos, puedan convertirse en Maestros LECTORES LUDI y puedan transmitir a sus alumnos la serenidad y la Sabiduría.

En el próximo capítulo se expondrán algunas sugerencias teóricas y prácticas para que los interesados en ser Maestros LECTOR LUDI, puedan desarrollar sus propias exploraciones y cartografiar los mapas que los conduzcan a ellos y a sus alumnos hacia los territorios de su propia Serenidad y Sabiduría.

NOTAS

(1) George Santayana, Platonismo y vida espiritual, Trotta, Madrid, 2006 (83 p.), p. 57.
(2) Alex Kozulin, La psicología de Vigotski, Alianza, Madrid, 1994 (294 p.), p. 114.

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La alegría de la lectura por Iván Rodrigo García Palacios se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.